martes, septiembre 08, 2009

...esa mañana de sábado... apagada.

caminaba por la cresta de la montaña, las nieblas a ambos lados lidiaban profundas batallas con la vegetación, esta había despertado sumida en un intenso y frio velo. Los animales yacían en la hierba húmeda, somnolientos. Era el día perfecto que esperaba para hacer macros de los bichitos de la zona.
Pero,... tan extraña es la naturaleza humana que,.. dandose todas las características apra unas buenas fotos, me dediqué a hacer oración, mientras mis botas seguían un sendero trazado hace unos años para plantar los molinos, que si D. Quijote levantase la cabeza, se expantaría ante su gran tamaño.